Debí sospechar algo de inmediato. Debí sospechar algo desde el mismo momento en que descolgué el teléfono e identifiqué, al otro lado de la línea, la voz despiadadamente seductora de Ramiro Montoya invitándome a merendar, con una excusa tan peregrina que habría podido llegar por su propio pie a Santiago de Compostela. Una vez en su casa ya de nada servía la sospecha, porque, después de prepararme un bocadillo de fiambre de pavo con hoja de lechuga y rodajita de huevo duro entre dos rebanadas de pan integral –sus conocimientos culinarios no van mucho más allá–, no se anduvo con el más mínimo rodeo.
Texto: LALANA JOSA, Fernando: "La maldición del bronce". Alfaguara. Madrid, 2005. Disponible en http://www.sol-e.com. Consultada 10/12/2009
Ilustración: ESCUDERO CUADRADO, Jesús: "Una llamada embarazosa". Disponible en http://bancoimagenes.isftic.mepsyd.es/. Consultada 10/12/2009